En la última década, los coches eléctricos han experimentado una evolución significativa, transformándose de una curiosidad tecnológica a una opción viable y popular para muchos conductores. A principios de la década de 2010, los vehículos eléctricos (VE) eran vistos principalmente como una alternativa ecológica pero poco práctica, debido a su limitado alcance, alto costo y falta de infraestructura de carga. Sin embargo, el panorama ha cambiado drásticamente en los últimos años.
Gracias a avances en la tecnología de baterías, los VE ahora ofrecen autonomías que superan los 400 kilómetros por carga, lo que los hace comparables a los coches de combustión interna. Además, los costos de las baterías han disminuido considerablemente, lo que ha permitido que los precios de los coches eléctricos bajen y se vuelvan más accesibles para el público en general. Empresas como Tesla han liderado esta transformación, pero fabricantes tradicionales como Nissan, Chevrolet y, más recientemente, gigantes automotrices como Volkswagen y Ford, han entrado con fuerza en el mercado eléctrico.
La infraestructura de carga también ha mejorado, con una creciente red de estaciones de carga rápida que facilita los viajes largos y reduce la ansiedad por el alcance. Además, las políticas gubernamentales que fomentan la adopción de vehículos eléctricos mediante incentivos fiscales y regulaciones más estrictas sobre emisiones han acelerado esta transición. En resumen, la última década ha sido un período de rápida evolución para los coches eléctricos, marcando el comienzo de una nueva era en la movilidad sostenible.